
En la actualidad abundan nuevas iniciativas para acompañar a los enfermos terminales, tanto física como espiritualmente, por ejemplo, en el movimiento de hospitales para enfermos terminales o en salas de medicina paliativa. Aquí no solamente los enfermos terminales, sino también los acompañantes, hacen experiencias espirituales importantes. En estas experiencias, redescubren el misterio de la muerte. Sólo podré acompañar a alguien cuando yo mismo esté preparado para mi propia muerte.
Una de las primeras personas que escribieron sobre el acompañamiento de enfermos terminales fue la médico suiza Elisabeth Küble-Ross. Describió también las cuatro etapas de la muerte, que pasan por no aceptarla, por sublevarse, por negociar y, finalmente, por reconciliarse con la propia muerte. Quien soporte la rebelión, el duelo y la ira del enfermo terminal, podrá hacer también experiencias felices. Podrá percibir cuánta bendición puede provenir de la muerte reconciliada. Una familia que acompañó al padre en su agonía podrá experimentar la sanación de viejísimas heridas y la reconciliación que provino del padre para toda la familia.
Quien pueda experimentar este milagro de la reconciliación, sabrá que no se puede acelerar el proceso de la muerte, que la muerte es un misterio que debe ser soportado y experimentado para poder dar la bendición al enfermo terminal y a los deudos.
Anselm Grün