La gentileza como práctica intencional

La vida me edificó este lema, tatuado en lo invisible de mi identidad: «Cuando la sociedad es hostil, lo revolucionario es ser gentil.»

La Revolución necesaria es una Revolución de la Gentileza. Y empieza en los actos personales, íntimos, de cada uno de nosotros.

Por favor: no se entienda que ser gentil es ser blando, flojo, obsecuente. La Gentileza revolucionaria es la que se ejerce desde la firmeza: aquélla de quien, teniendo con qué ser hostil, cáustico, destructivo, beligerante, elige la gentileza sin claudicar.

El Gentil debe ser valiente, y estar en su eje más profundo para no ser doblegado. Es capaz de poner límites, de ser tajante cuando se vuelva necesario, -pues no olvida ser dignamente gentil para consigo mismo-. Pero ejercer el ser tajante es sólo una excepción: elige que su vida esté signada por la Gentileza. La Gentileza ejercida desde una base firme fue erigida como una antorcha por todos los grandes seres que legaron cambios importantes en nuestro mundo.

Gentileza es Compasión en el gesto cotidiano, y en el más extraordinario momento. Es cuidar al otro, cuidar lo otro, y cuidarte. Es ser gentil al conducir por la autopista, o siendo vecino, hijo, hermano, compañero de trabajo… Es ser gentil con el desconocido, con los animales, con nuestro entorno, con nuestra casa-Tierra.

En este paso de la evolución de nosotros, los humanitos (ignorantes, doloridos, asustados, avarientos, necesitados), la Gentileza necesita ganar las calles, los claustros de estudio, las oficinas, las parejas, los transportes públicos, la tv, las redes sociales, los ámbitos políticos, los hospitales… Y envolver en ella a este extraordinario Planeta herido, como una manta que cobija y protege al vulnerable.

La Gentileza Revolucionaria ES UNA PRÁCTICA CONSCIENTE QUE SE VA VOLVIENDO UN MODO DE SER.. Es No-Violencia en acción, aplicada a lo vincular en todos sus campos. Y es oposición lúcida a la hostilidad que se nos inocula en todas partes: no la dejes entrar a tu casa, a tu mente. Te pudre y pudre todo lo que toca.

Ejerce la potestad de elegir. Elige tu manera de actuar y elige dónde quedarte, de dónde irte, a quiénes o a qué dejar entrar a tu atmósfera personal. Practica la presencia gentil. Y si el límite firme es lo que hace falta, que se dé en un contexto de habitual gentileza le dará el soporte que tiene la contundencia de lo inusual.

Virginia Gawel * 

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