
Que sea un día para reflexionar, cuestionarnos y repensarnos. Que nadie nos tenga que decir o hablar de inclusión sino que naturalmente sea parte de nuestra vida. Que podamos aceptar y respetar al otro tal cual es sin querer cambiarlo. Que se escuche a las personas con autismo. Que cada vez que hablemos de autismo, sea con ellas, no sobre ellas. Que se las respete, en su totalidad, en su integridad, en su singularidad, sus gustos, sus intereses, sus pasiones, sus formas de comunicarse, que se les brinden intervenciones respetuosas y amables, lejos de la mirada rehabilitadora. ¡Valoremos la diversidad que existe en la humanidad y sea una verdadera convivencia!
HOY, 2 DE ABRIL Y SIEMPRE.
